miércoles, 19 de noviembre de 2014

RESURRECCIÓN DE LA CARNE

Salvador Dalí, "Resurrección de los Muertos"
 

Manuel Fernández Espinosa


"El único rostro de Dios se refleja en tres espejos diferentes dispuestos según orden: en el ángel, en el alma y en el cuerpo mundano".
 
Marsilio Ficino, "Commentarium in Convivium Platonis" (Vat. Lat. 7705)



Toda carne es carne de sarcófago.
Quizá lo supieran aquellos ángeles
que trocaron su etérea esencia
por amor de las humanas hembras;

prefiriendo abandonar los cielos
para mudarse a esta quebradiza tierra.

Cuando el ángel desatinó con su amor
codiciando la cópula placentera
cayó el ángel de sus alturas y se tornó
en frágil carne, en caduco goce,
en torrente de sangre expugnable,
en carne de sarcófago cierto.

Y las almas incorporadas -cada cual
tan junta a sus células- entorpecieron, 
cometiendo también el yerro
de no amar el santo rostro que llevan
en sus adentros más secretos;
y se volvieron por entero
a los espejismos de los cuerpos,
dándolo todo a la ilusión fatal
de los fulgores postreros,
poniendo su amor en el trampantojo, 
en la materia por breve tiempo bella.

Y, ya al fin, el cuerpo mundano,
que fue y es adorado, sin mérito alguno,
por almas que miran abajo
por ángeles que abajo miraron,
enmudeció y esperó, en su mundo,
que la lumbre lo reviviera de lo inerte,
que el calor divino lo reavivara del letargo
y así: a la servidumbre de la muerte,
provocara resurrección gozosa;
al cautiverio del miedo,
sucediera el regocijo del valiente; 
y al desquicio de los nervios
pusiera orden el amor que hace libre,
que es el amor a Dios de sus siervos.

© Manuel Fernández Espinosa,

prohibida la reproducción de este texto sin indicar el origen.


domingo, 16 de noviembre de 2014

SILENCIO, DE LUCIAN BLAGA.

 
 
El reducido (maguer selecto) círculo de seguidores de este blog sabe la simpatía que profesamos por todos los países del Este, esos que estaban al otro lado del Telón de Acero y se han preservado de la degeneración occidental: Rumanía es uno de esos países con el que más afinidades tenemos. Llevamos tiempo frecuentando a los rumanos: Mircea Eliade, Emile Cioran, Vintila Horia... Y no se nos podía quedar en el tintero el filósofo y poeta Lucian Blaga.
 
SILENCIO

 
Tanto silencio me cerca que paréceme oír
el choque de los rayos lunares en la ventana.

Una voz ajena acuerda en mi alma
y un cantar canturrea
un anhelo que no es mío.
Dicen que los ancestros prematuramente muertos
con la sangre moza todavía en las venas,
con grandes ansias bulléndoles en la sangre,
con asaz sol en los deseos
retornan.
Retornan para vivir todavía un poco más
dentro de nosotros
la vida por ellos abandonada.
Tanto silencio me cerca que paréceme oír
el choque de los rayos lunares en la ventana.
¡Ah! ¿quién sabrá, alma mía, el pecho dentro del cual
acordarás cantando tú, allende los siglos,
en las dulces cuerdas del silencio
en arpas tenebrosas, tus sofocados anhelos
y tu vencida alegría de la vida. ¿Quién lo sabrá?
¿Quién lo sabrá?

Año 1919.
 
Versión de Manuel Fernández Espinosa
 
VERSIÓN ORIGINAL EN RUMANO:
LINISTE

Atâta linişte-i în jur de-mi pare că aud
cum se izbesc de geamuri razele de lună.

În piept
mi s-a trezit un glas străin
şi-un cântec cânta-n mine-un dor
ce nu-i al meu.

Se spune că strămoşii cari au murit fără de vreme,
cu sânge tânăr înca-n vine,
cu patimi mari în sânge,
cu soare viu în patimi,
vin,
vin sa-şi trăiasca mai departe
în noi
viaţa netrăita.

Atâta linişte-i în jur de-mi pare că aud
cum se izbesc de geamuri razele de lună.

O, cine ştie - suflete,-n ce piept îţi vei cânta
şi tu odată peste veacuri
pe coarde dulci de linişte,
pe harfă de-ntuneric - dorul sugrumat
şi frânta bucurie de viaţă? Cine ştie?
Cine ştie?

(1919)

sábado, 8 de noviembre de 2014

MUERTE O TAL VEZ VIGILIA




Hay días, como éste que toca a su cabo,
en que sin solivianto
hemos gastado las horas apacibles,
sazonándolas con recuerdos;
clarividente es la nostalgia
y tal vez añorábamos
añejos, por añorar, quebrantos.






Lejos parecen, casi inexistentes,
las desdichas de otrora; como anuladas,
quedan quedas, aletargadas
bajo la manta que entibia el tránsito
de la vigilia al sueño.
 
Sueños que componemos
combinando retazos y refilones del día,
visiones que manan de la matriz
de lo posible, pero no efectuado,
y reminiscencias, también presagios
o abismos insondables, lóbregos.
Ese reino estólido y vertiginoso
que fulgura en el interior.

La sutil línea franquearemos
en un entornar de ojos,
ladearemos la estancia circuyente
y las cosas estantes, los bienes raíces
y los muebles bienes... se desvanecerán.
Nos sumiremos en un evanescente
mundo de imágenes y sonidos.
En un pasaje, peinaremos
el caudal fluyente de las aguas
y sembraremos en el mar
conchas vacías y crisálidas.

Lo que diferencia el sueño de la muerte
es lo irreversible:
el sueño tiene envés y revés
y la muerte solo envés:
despedida que trunca
un curso con otros.

Pero tal la sutil frontera que separa
la consuetudinaria vida
aquende la muerte;
allende sus dominios
irrumpe con su repente,
su contundente hechura,
(terrible y obscena
que cubrimos con piedad)
es la hechura que nos deshace;
el abrazo de la muerte
nos escinde con su insolencia
de la compañía de los demás;
nos distingue, nos destaca
y los que están despiertos
o se creen vivos
nos llaman difuntos o durmientes
sin saber si vivimos o velamos.

De muchas cosas sabemos,
pero es como no saber nada,
empero vislumbramos
que tras la raya en el agua,
lo que aquí somos
podremos ser en otro paradero,
tal vez mejor, enderezados
todos los yerros y pulidos,
ya sin cochambre,
revestidos de blanco,
con un nuevo nombre
regnícolas de un flamante reino
sin muerte y sin sueño.


© Manuel Fernández Espinosa,
prohibida la reproducción de este texto sin indicar el origen.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

LA EPOPEYA VILIPENDIADA: LOS REALISTAS HISPANOAMERICANOS (IX)



DON QUIJOTE DE LOS ANDES

Por el Altar y el Trono,
En el Virreinato del Perú,
Olañeta cabalga,
Cargando su propia cruz.

Contra bastantes traidores,
De diverso pelaje,
Una bandera fidelista,
Se alza con coraje.

Don Quijote de los Andes,
¿Fueron gigantes o molinos?
Olañeta: La España inmolada,
En la fatalidad del destino.




Antonio Moreno Ruiz 





LA EPOPEYA VILIPENDIADA: LOS REALISTAS HISPANOAMER...
LA EPOPEYA VILIPENDIADA: LOS REALISTAS HISPANOAMER...

DEL ÁFRICA ESPAÑOLA (X)


Fuerte de Santa Cruz en el Monte de Santa Cruz, Orán


MOROS DE PAZ

Moros de paz,
de Granada al África,
culminando en Orán.

Moros de paz,
en pax hispanica,
para luchar.

Moros de paz,
crisol de historia,
sin par, sin igual.

Moros de paz,
cantar de gesta,
de pura verdad.

Moros de paz,
vencer o morir,
con lealtad.



Antonio Moreno Ruiz




LA IZQUIERDA Y EL ÁFRICA ESPAÑOLA