Aquí yace, aquí duerme, el varón más valiente
Que calzó espuelas, cabalgó y blandió espada;
Perennes son los laureles de la victoria alada
Para quien bravo combatió con acero ardiente.
Nieto de Emperadores y Reyes; nunca miente
La sangre esclarecida de Habsburgo amada;
Progenitor tuvo en el de Yuste y ayo en Quijada,
Hermano en El Escorial y toda España lo siente.
En las Alpujarras imperó invicta su espada
Estragando al morisco que ponía espanto,
Purgando y dando paz al Reino de Granada.
Pero si se le recuerda y se agradece -y no tanto
Como se debe- es por aquella gloriosa jornada
Cuando la Liga Santa con Juan venció en Lepanto.
Manuel Fernández Espinosa
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