domingo, 7 de diciembre de 2014

SONETO A LOS HUESOS DE FRANCISCO DE QUEVEDO


 
 
SONETO A LOS HUESOS DE FRANCISCO DE QUEVEDO

  Manuel Fernández Espinosa

Este caballero que fue de España gloria
lució una cruz de Santiago en su pecho,
y besó un crucifijo en su postrer lecho
para pedir perdón por toda su vanagloria.

 
Es la vida un alternar como una noria,
y en su retornar todo es un deshecho,
así estos huesos vencidos por el hecho
son reliquias de un español y la Historia.

Es Don Francisco de Quevedo hoy huesos
pero ayer ingenio y grande para mañana,
más fino que todos los perros sabuesos

él supo ver cómo todo honor y hazaña
no conducen a otra cosa que al embeleso,
pero más allá de la ceniza amó a España.

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