jueves, 1 de septiembre de 2016

MIGUEL HERNÁNDEZ Y EL TORO BRAVO DE ESPAÑA

Imagen de www.teleprensa.com


¡Oh, vate de Orihuela! Que tus rotundos versos
me inspiren para cantar al toro bravo de España,
al animal de piedra y bronce que tú cantaste,
con talante de arrullo de pastor y guerrero indomable.

¡Hijo del Mediterráneo con sabor de interior!
Tu talento invoco en estas aciagas horas,
en este amargo trance ante el dizque animalismo,
que con dineros propios y ajenos se expande.

¡Poeta del sino sangriento y de las nanas de la cebolla!
El toro de lidia ha de salvarse. Ha de acudir a su historia,
a su esencia. Ha de acudir a quien lo valoró a través de
versos. Trueno y torbellino es su figura rampante.

¡Rayo que no cesa! Ha de erguirse tu nombre junto
a la maravilla de nuestro atavismo. La esgrima vibra
por el legado de tus palabras. Hay que revolverse.
La naturaleza nos llama a un ibérico alarde.

¡Poeta de los vientos del pueblo! Yo quisiera
tener la musculosa soberbia del lomo del toro.
Yo quisiera tener ese arranque, ese riesgo, esa
certeza defensiva y ofensiva inabarcable.

¡Bardo del toro bravo de España! Dame cada rincón
de la fuerza de los campos que recorriste. Dime cómo
ha de cantar el viento. Dime cómo se rebelan los terrones.
¡Dime cómo la garganta ruge con ferocidad amable!

¡Oh, Miguel Hernández, yo siento que me sobra el corazón!
Y como el toro, quiero tirar para adelante siendo libre,
y pelear hasta morir. ¡Inspírame siempre, maestro, con son
de falkata! ¡Sea cada palabra un ibérico sable!

Antonio Moreno Ruiz

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