(En sextillas de pie quebrado -copla manriqueña)
No fueron hachas ni sierras
Las que abatieron las selvas
Del Segura.
La codicia incendió tierras
Para que la pena envuelvas
dura y pura.
Arden verdes espesuras,
Las más virgíneas faldas
Enjambradas.
Y las intactas clausuras
De la noche y sus espaldas
Van quebradas.
Los castillos asediados
Le vieron la boca al lobo
Encendido.
Quemando por todos lados,
Con la manada en su robo
Decidido.
Las avalanchas del humo
Devastan raudas los nidos
Moribundos.
Suda la arboleda zumo
De muchos troncos fornidos
Que son mundos.
En las almenas leyendo
Manrique está sosegado,
Casi mudo.
Van y vienen y van yendo
Voces en el eco holgado
Sin escudo.
Montes claros custodiados
Por caballeros y espadas
Honorables.
Campos puros tan odiados
Por las ganancias tapadas
Miserables.
Manrique, danos tu calma,
Despiértanos en tus versos
A otra vida,
Evoca ríos y ensalma,
Cantando los universos
De esta herida.
Manuel Fernández Espinosa.
Tosiria, 4 de agosto de 2017.
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